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viernes, 6 de diciembre de 2013

El nacimiento de Jesús

   
Mediante este video reflexiona sobre el nacimiento de Jesús y contemplarlo en el imagen.







  
                                               
                                                         Aquí esta el hijo de Dios hecho hombre

jueves, 5 de diciembre de 2013

El adviento



El adviento es el tiempo de espera  y de  preparación para la venida de nuestro salvador Jesucristo.

En este tiempo prepara tu corazón ya que el señor viene a tu encuentro.

viernes, 22 de noviembre de 2013

La parábola de la oveja perdida

"Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces les propuso esta parábola: ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y, al llegar a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió. Os digo que, del mismo modo, habrá en el Cielo mayor alegría por un pecador que hace penitencia que por noventa y nueve justos que no la necesitan."
Lc 15, 1-10



Mediante  este vídeo descubre al amor entrañable del amor de Dios
para cada uno de nosotros los pecadores.

La paráola jesucristo, una vez más, nos muestra cuál es la misión para la que se ha encarnado. No vino para ser adorado y servido por los hombres. No vino como un gran rey, como un poderoso emperador, ... sino que se hizo hombre como un simple pastor, un pastor nazareno.

Se hizo pastor porque su misión es precisamente ésta: que no se pierda ninguna de sus ovejas. Jesús vino al mundo para redimir al hombre de sus pecados, para que tuviera la posibilidad de la salvación. Nosotros somos estas ovejas de las que habla la parábola, y nuestro Pastor, Jesucristo, irá en busca de cada uno de nosotros si nos desviamos de su camino. Aunque le desobedezcamos, aunque nos separemos de Él, siempre nos va a dar la oportunidad de volver a su rebaño. ¿Valoro de verdad el sacramento de la Penitencia que hace que Cristo perdone mis faltas, mis ofensas a Él? ¿Me doy cuenta de que es precisamente esto lo que es capaz de provocar más alegría en el cielo? ¿Con cuánta frecuencia acudo a la confesión para pedir perdón por mis pecados?

Este pasaje del Evangelio también nos enseña que el buen cristiano debe ayudar a los pecadores a rectificar su vida y alegrarse cuando lo logren. Por eso Jesús pone en evidencia a estos fariseos y escribas, porque critican a Jesús por tratar con los pecadores para convertirlos. Cristo nos enseña aquí a no juzgar la vida de los demás. Es más provechoso acercarse al pecador y darle buen ejemplo que perder miserablemente el tiempo criticándole. Imitemos a Cristo también en esta faceta de carácter apostólico, y lancémonos a acercar a Cristo a aquellas personas que más lo necesitan..

viernes, 15 de noviembre de 2013

"Yo soy el Pan de Vida"
Jn 6, 35


1 La eucaristía prefigurada en LA PASCUA JUDÍA
La eucaristía, aunque lo supera, tiene su contexto y raíces últimas en el Antiguo Testamento.
       Pascua judía: Es el banquete anual que el pueblo judío celebraba en conmemoración de la liberación de Egipto y comienzo del Éxodo. Consiste en la buena noticia de Dios que salva a su Pueblo y que se celebra con un sacrificio-banquete. Este rito se celebra cada año como Zikkaron-memorial del hecho salvífico. Este memorial significa no solo recordar el hecho histórico pasado, sino también hacerlo presente y actualizarlo, de modo que sea operativo y eficaz (Cfr. Ex 13,3-10).
       Sacrificios en Israel: Los sacrificios rituales son esenciales para la vida del Pueblo escogido. Éstos son:
-Holocaustos.  En él se quema toda la víctima y no se guarda nada. Es un homenaje a Dios, es decir, tiene una clara función latréutica.
-Sacrificios pacíficos.  Aquí la víctima es comida por los oferentes. Se reparte entre Dios, el sacerdote y el oferente. Su sentido es de dar gracias y de comunión con Dios al participar de la misma comida.
-Sacrificio de expiación. Se realizaban para reparar por los pecados. Como la sangre era el centro de la vida, se usaba especialmente en este tipo de sacrificio para recuperar la amistad con Dios. El más importante era el día del gran Kippur o expiación.
1. Sacrificio de Abel
Es evocado por la carta de los Hebreos (11,4), donde es presentado como modelo de fe, en virtud de la cual sus sacrificios fueron aceptados por Dios. En otro pasaje dice también «Jesús, mediador de una nueva alianza, y la aspersión purificadora de una sangre, que habla mejor la de Abel» (Heb. 12,24). Aquí la comparación se establece entre el sacrificio propio de Cristo en la cruz y el sacrificio, también personal, de Abel.
2. Sacrificio de Abrahán
En el NT, el sacrificio de Abrahán se presenta como tipo del sacrificio de Cristo. San Pablo alude a 'el cuando dice: «El que no perdonó a su hijo, sino antes bien lo entregó por todos nosotros...» (Rom 8,32). Más clara todavía es la alusión de Juan: «Dios ha amado tanto al mundo, que ha entregado a su Hijo único...»(Jn 3.16). Se trata de la misma actitud de Abrahán, que entrega a su propio hijo a la muerte.
3. Sacrificio de Melquisedec
Gen. 14,18-20, encontramos la figura de Melquisedec, del que se dice que salió al encuentro de Abrahán. El hecho es que en Hebreos ve en Melquisedec un tipo de Cristo (Heb 5-7). Melquisedec por no estar vinculado ni a la ley ni a la descendencia de Aarón, sin principio ni fin, viene a ser un  personaje representativo del nuevo y eterno sacerdocio de Cristo, aunque lo cierto en que no hace mención de un sacrificio ofrecido por Melquisedec. Los padres han visto en el pan y vino aportados por Melquisedec la materia de un sacrificio ofrecido por él y, por tanto, una figura profética.
4. Profecía de Malaquías
El Libro contiene una profecía referente a  una oblación pura sacrificada en todo lugar, en la cual la tradición patrístico-teológico, incluso el Concilio de Trento (Ses. 22 c. 1), ha visto una clara prefiguración de la eucaristía.
Comienza exponiendo la predilección divina por Israel (Mal 1,1), para pasar a la recriminación de los pecados de los sacerdotes, que «despreciaban el nombre de Yahveh» y ofrecen «pan inmundo» y víctimas viciadas e imperfectas. Con tales dones no pueden agradar a Yahveh. A continuación viene la profecía: «.....y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura» Mal 1,10-11).
Malaquías, viendo la situación de negligencia, se traslada al futuro, y habla del sacrificio definitivo que será ofrecido por todo el mundo. Se trata del sacrificio de la era mesiánica.

2. Sacrificio de la NUEVA Alianza
Esto es mi cuerpo (que será)  entregado por vosotros. Es este "entregado" el que da al gesto de Jesús un valor sacrificial y que coloca la carne de Cristo directamente en conexión con la Cruz.
ESTA ES LA SANGRE DE LA ALIANZA, DERRAMADA POR MUCHOS .  Pone Jesús en relación directa la copa con su sangre que va a sellar la nueva alianza en sustitución de la de Moisés.
Lo que Cristo entrega es su carne o su sangre como en los sacrificios del A T. Él habla de sí mismo como víctima. Va a la muerte como verdadera víctima pascual.  El sacrificio de Cristo se configura como sacrificio de la Nueva Alianza en su sangre y sacrificio expiatorio por nuestros pecados.


3. Relación de la Misa al Calvario y a la Ultima Cena
La eucaristía es el memorial del Sacrificio de la Cruz. Como dice el Concilio de Trento " Cristo, nuestro Dios y Señor se ofreció a Dios Padre de una vez por todas, muriendo como intercesor sobre el altar de la Cruz, a fin de realizar para los hombres una redención eterna. Sin embargo, como su muerte no debía poner fin a su sacerdocio, en la última cena, la noche en que fue entregado, quiso dejar a su Iglesia, su esposa amada, un sacrificio visible, donde sería representado el sacrificio sangriento que iba a realizarse una única vez en la Cruz, cuya memoria se perpetuaría hasta el fin de los siglos y cuya virtud saludable se aplicaría a la redención de los pecados que cometamos cada día" (DS 1740). Por tanto, la Eucaristía es la renovación incruenta del sacrificio del Calvario, ya que hay un único sacrificio, una única víctima que se ofrece y un único sacerdote. Esta eucaristía fue instituida en la última cena. En este sentido Trento señala -define- la unicidad del sacrificio de Cristo, y afirma que el sacrificio de la Misa representa, conmemora y aplica el sacrificio de la Cruz (Ses. XX c. 1). manteniéndose la identidad esencial: la misma Víctima y el mismo Sacerdote, aunque es distinta la manera de ofrecerse.
Por otra parte, Vaticano II (SC) emplea la expresión  «perpetuar el sacrificio de la Cruz» ya que sólo podría decirse «renueva» en sentido metafórico: hay multiplicidad numérica de sacrificios incruentos, pero no hay multiplicidad del sacrificio de la Cruz, por lo que, en sentido propio, el sacrificio cruento en la Cruz no es reiterado ni renovado, sino perpetuado y actualizado. (Cfr. Redemptoris Hominis, 20).
Catecismo nn. 1362. «La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización y la ofrenda sacramental de su único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia que es su Cuerpo. En todas las plegarias eucarísticas encontramos, tras las palabras de la institución, una oración llamada anamnesis o memorial
La Eucaristía es un sacrificio,  memorial del sacrificio de la cruz. Justino habla de los sacrificios que hacen los cristianos en conmemoración de la pasión que por ellos padeció el Hijo de Dios (Diálogo con Trifón 117,2). Orígenes se hace eco del carácter de memorial que tenían los panes de la proposición del AT y, frente a ellos, coloca el pan eucarístico, cuya eficacia propiciatoria no tiene comparación. Cipriano es sobre todo el que desarrolla el tema. El sacrificio que Cristo ofreció al Padre mandó que se hiciese en su conmemoración, de modo que el sacerdote hace las veces de Cristo, dice, imitando lo que hizo Cristo ofreciendo así un sacrificio verdadero y pleno a Dios en la Iglesia (Carta 63,14; Solano, I 223).

4. Naturaleza del Sacrificio de la Misa
El santo Sacrificio del Altar es la renovación incruenta del sacrificio del Calvario. Esta renovación se puede realizar hoy porque el sacrificio de Cristo es eterno y perdura en el Cielo y puede hacerse presente entre nosotros en la medida en que esa misma víctima y esa misma acción sacerdotal se hacen presentes en la eucaristía. Por eso cuando el sacerdote consagra el pan y el vino, la Víctima que murió en la Cruz se hace presente bajo las especies eucarísticas en virtud de la transubstanciación, participando el sacerdote de la eterna acción sacerdotal de Cristo. No se repite el sacrificio único de Cristo, sino que se participa repetidamente de él.

5. Fines y Frutos del Sacrificio Eucarístico
No son otros  que los del sacrificio de la Cruz.
a.) Fin latréutico. La Mediator Dei lo señala como el primer fin de la eucaristía. Toda la Eucaristía es un canto de alabanza al Padre. Nuestra adoración se dirige a El por medio de Cristo, por medio su sacrificio redentor.
b.) Fin Eucarístico. Este sentimiento de acción de gracias está particularmente expresado en el prefacio, pero en realidad esto no hace sino disponernos a la perfecta acción de gracias. Darle gracias por los beneficios recibidos.  La Misa realiza de manera excelente el deber de agradecimiento, pues sólo Cristo, en nuestro nombre, es capaz de retribuir a Dios sus innumerables beneficios.
c.) Fin propiciatorio  A través de la santa Misa recibe Dios, de modo infinito y sobreabundante, méritos que remiten los pecados de vivos y muertos.
d.) Fin impetratorio. La Eucaristía es una oración. La plegaria Eucarística tiene el ritmo de impetración y la petición humilde. Si Dios es Padre en cualquier circunstancia,  lo es mucho más en la Eucaristía, ya que en ella tocamos lo más hondo de su corazón de Padre al ofrecerle su Hijo. Por ello, por los méritos de Cristo podemos pedirle a Dios por nuestras necesidades y podemos llamarle Padre.
Frutos
a.) general o universal.
    Para toda la Iglesia. Cada fiel, aunque no participe, recibe los beneficios de la Eucaristía.
b.) particular o ministerial
     El sacerdote puede aplicar la Eucaristía por una determinada intención.
c.) especial
     Es el que se desprende de la participación de los fieles en la celebración. Depende de la mayor o menor intensidad de la misma.


jueves, 14 de noviembre de 2013

Jesús expulsa a los demonios

 El endemoniado de Gerasa
 Mc 5, 1-20


En el endemoniado de Gerasa se presenta el demonio como Legión, pero lo cierto es que, estas formas de legiones siguen atormentando la vida del hombre. Pero especialmente el mal se atormenta cuando aparece Cristo, el Señor y el Salvador, no lo soporta, el mal nunca soporta a Dios, el mal nunca soporta la presencia de Cristo, que es la bondad suprema, que es el hijo de Dios, que se hizo hombre para nuestra salvación, y ésta es la gran confianza que nosotros los hombres tenemos, y ésta es la capacidad que nosotros tenemos que tener de poner en aquel que nos fortalece la confianza cuando experimentamos que el mal parece como que se adueña de nuestra vida. Cristo siempre vence el mal, Cristo lo venció y lo vence y por eso el mal y el demonio tienen terror de Cristo.
Una de las aclamaciones cuando hacemos la adoración eucarística, cuando hacemos esa hermosa advocación, bendito sea el nombre de Jesús, unas de las últimas dice: bendito sea su nombre, terror de los demonios, porque cuando nosotros pronunciamos el nombre de Jesús, el mal no resiste, no puede resistir, con la presencia de aquel que es el sumo bien, aquel que es la bondad absoluta; y éste mal que tiene tantos nombres, ésta legión que tiene tantos nombres, que nos sigue acosando, que sigue tentando, que sigue como queriéndonos arrastrar, se siente derrotado por la presencia de Cristo, qué buena ésta palabra que nos clarifica esto, al ver de lejos a Jesús, esta legión le gritó: ¡qué quieres de mí Jesús, hijo del altísimo, no me atormentes.
Cuando Cristo llega a nuestra vida, el mal se atormenta; pero claro, muchas veces pasa que a veces nosotros somos los que demoramos la presencia de Cristo, ya sea a nivel personal, ya sea a nivel social, porque sabemos que esta presencia de Cristo lo va a vencer, y a veces, es como que a nosotros nos gusta seguir codeándonos con el mal. Sabemos que este orgullo que se está enquistando, esta vanidad, esta soberbia, este rencor, esta envidia, este celo, no puede estar en mí, que Cristo lo vence, pero a veces yo me complazco que esto quede en mí, y entonces perdura en mí, el que Cristo no esté tan cerca para que lo derrote, sino que, sigo mirando este mal, aunque no me guste, lo sigo haciendo y viviendo, San Pablo tiene una frase muy concreta: “ Yo sigo haciendo el mal que no quiero, pero dejo de hacer el bien que sé que tengo que hacer ”, ese es el gran tironeo interior, que sabemos que Cristo derrota, que cuando llega Cristo a nuestra vida es como que se abren las ventanas y entra ese aire fresco que desplaza toda la humedad y todo ese clima viciado que puede existir, pero a veces nos conforma tanto quedarnos en ese aire viciado, que hasta por ahí nos cuesta decirle a que Cristo entre con todo en nuestra vida, seguimos allí codeándonos con la legión porque en el fondo también nos complace quedarnos ahí, y socialmente también pasa esto, aquellos que vieron el espectáculo sorprendente en la fe de aquel demonio que se apoderó de la piara, claro, la sociedad perdió dos mil cerdos, perdió económicamente, y le fueron a decir a Jesús que siguiera de largo, que no molestara, que ellos habían tenido una pérdida económica, una pérdida que les iba a redituar socialmente una desazón por el trabajo que hacía, entonces prefirieron decirle a Jesús que no entrara en la ciudad, que siguiera. Cuantas veces las legiones que atormentan a nuestra sociedad, la legión del juego, del vicio, del alcohol, de la droga, de la prostitución, de la injusticia, son verdaderas estructuras va a decirnos el documento de Puebla cuando habla de esto, que son estructuras de pecado en medio de nuestra sociedad, y cuando uno tiene que echar mano de eso para que Cristo sea el que instaure la verdadera justicia en medio de nuestra vida social, cuanta veces la sociedad le sigue diciendo al Señor que siga de largo, que no moleste tanto en nuestra sociedad, que nos daría pena que se cierre una casa de juego, que nos daría pena que se respete la ley que permite no vender alcohol a los jóvenes, nos daría pena tener que instalar una ley que defienda a nuestros niños para que no caigan en la prostitución y se lo use como sexo de placer de viaje de turismo, daría pena que tengamos que cerrar nuestras casas de placer, de diversión, donde la droga y el alcohol son las nuevas legiones que se desplazan a mansalva y gratuitamente. La sociedad le sigue diciendo a veces al Señor que siga, porque su presencia hace que el mal retroceda y tanto nosotros en forma personal como en forma social a veces preferimos seguir codeándonos con el mal. Vamos a pensar en esto, la música nos va a ayudar a esta reflexión para pensar cada uno en nuestra vida personal y también en todo aquello que nos rodea, como a veces vivimos con el mal y como a veces nos cuesta dejar que Cristo entre, que la música sea esta reflexión que nos ayude a ser oración la palabra de Dios.
Qué bueno es haber escuchado y haber hecho oración lo que nos decía esta canción, pedirle a Jesús que venga para que de sentido a este corazón que en El, sino está en El no encuentra reposo.
Así como nosotros descubrimos que a veces estamos poseídos por tantas formas de esta legión, sabemos también y lo afirmamos con toda nuestra fe que Jesús vence, que Él es más fuerte que legión y se me ocurre una pregunta por si alguno quiere llamar para dejar su mensaje, su experiencia, su testimonio, se me ocurre ser a la luz de la palabra de Dios hacer una pregunta, que nos podemos hacer y responder a nosotros mismos, si alguno después quiere compartirlo con mucho gusto, nos hace mucho bien.
Pero hoy tener la valentía de preguntarnos ¿de que necesitas tu liberación? Y preguntarnos ¿estoy dispuesto a dejarme liberar? O por ahí en mí se da esa situación de que lo reconozco a Cristo, pero me resulta cómodo seguir a la legión, con aquel mal que cada vez es más raíz en mí. ¿Estoy decidido a ser libre de verdad? O me gusta me complazco en seguir medio esclavo del mal y del demonio. ¿Cómo lo estoy viviendo a esto en mi vida?
Acuérdate ¿De qué necesitas tu liberación? ¿Estoy dispuesto a dejarme liberar? ¿Estoy decidido a ser libre de verdad? O por ahí me siento cómodo en donde estoy.

(Fuente: Catequesis de Radio María)