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viernes, 15 de noviembre de 2013

"Yo soy el Pan de Vida"
Jn 6, 35


1 La eucaristía prefigurada en LA PASCUA JUDÍA
La eucaristía, aunque lo supera, tiene su contexto y raíces últimas en el Antiguo Testamento.
       Pascua judía: Es el banquete anual que el pueblo judío celebraba en conmemoración de la liberación de Egipto y comienzo del Éxodo. Consiste en la buena noticia de Dios que salva a su Pueblo y que se celebra con un sacrificio-banquete. Este rito se celebra cada año como Zikkaron-memorial del hecho salvífico. Este memorial significa no solo recordar el hecho histórico pasado, sino también hacerlo presente y actualizarlo, de modo que sea operativo y eficaz (Cfr. Ex 13,3-10).
       Sacrificios en Israel: Los sacrificios rituales son esenciales para la vida del Pueblo escogido. Éstos son:
-Holocaustos.  En él se quema toda la víctima y no se guarda nada. Es un homenaje a Dios, es decir, tiene una clara función latréutica.
-Sacrificios pacíficos.  Aquí la víctima es comida por los oferentes. Se reparte entre Dios, el sacerdote y el oferente. Su sentido es de dar gracias y de comunión con Dios al participar de la misma comida.
-Sacrificio de expiación. Se realizaban para reparar por los pecados. Como la sangre era el centro de la vida, se usaba especialmente en este tipo de sacrificio para recuperar la amistad con Dios. El más importante era el día del gran Kippur o expiación.
1. Sacrificio de Abel
Es evocado por la carta de los Hebreos (11,4), donde es presentado como modelo de fe, en virtud de la cual sus sacrificios fueron aceptados por Dios. En otro pasaje dice también «Jesús, mediador de una nueva alianza, y la aspersión purificadora de una sangre, que habla mejor la de Abel» (Heb. 12,24). Aquí la comparación se establece entre el sacrificio propio de Cristo en la cruz y el sacrificio, también personal, de Abel.
2. Sacrificio de Abrahán
En el NT, el sacrificio de Abrahán se presenta como tipo del sacrificio de Cristo. San Pablo alude a 'el cuando dice: «El que no perdonó a su hijo, sino antes bien lo entregó por todos nosotros...» (Rom 8,32). Más clara todavía es la alusión de Juan: «Dios ha amado tanto al mundo, que ha entregado a su Hijo único...»(Jn 3.16). Se trata de la misma actitud de Abrahán, que entrega a su propio hijo a la muerte.
3. Sacrificio de Melquisedec
Gen. 14,18-20, encontramos la figura de Melquisedec, del que se dice que salió al encuentro de Abrahán. El hecho es que en Hebreos ve en Melquisedec un tipo de Cristo (Heb 5-7). Melquisedec por no estar vinculado ni a la ley ni a la descendencia de Aarón, sin principio ni fin, viene a ser un  personaje representativo del nuevo y eterno sacerdocio de Cristo, aunque lo cierto en que no hace mención de un sacrificio ofrecido por Melquisedec. Los padres han visto en el pan y vino aportados por Melquisedec la materia de un sacrificio ofrecido por él y, por tanto, una figura profética.
4. Profecía de Malaquías
El Libro contiene una profecía referente a  una oblación pura sacrificada en todo lugar, en la cual la tradición patrístico-teológico, incluso el Concilio de Trento (Ses. 22 c. 1), ha visto una clara prefiguración de la eucaristía.
Comienza exponiendo la predilección divina por Israel (Mal 1,1), para pasar a la recriminación de los pecados de los sacerdotes, que «despreciaban el nombre de Yahveh» y ofrecen «pan inmundo» y víctimas viciadas e imperfectas. Con tales dones no pueden agradar a Yahveh. A continuación viene la profecía: «.....y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura» Mal 1,10-11).
Malaquías, viendo la situación de negligencia, se traslada al futuro, y habla del sacrificio definitivo que será ofrecido por todo el mundo. Se trata del sacrificio de la era mesiánica.

2. Sacrificio de la NUEVA Alianza
Esto es mi cuerpo (que será)  entregado por vosotros. Es este "entregado" el que da al gesto de Jesús un valor sacrificial y que coloca la carne de Cristo directamente en conexión con la Cruz.
ESTA ES LA SANGRE DE LA ALIANZA, DERRAMADA POR MUCHOS .  Pone Jesús en relación directa la copa con su sangre que va a sellar la nueva alianza en sustitución de la de Moisés.
Lo que Cristo entrega es su carne o su sangre como en los sacrificios del A T. Él habla de sí mismo como víctima. Va a la muerte como verdadera víctima pascual.  El sacrificio de Cristo se configura como sacrificio de la Nueva Alianza en su sangre y sacrificio expiatorio por nuestros pecados.


3. Relación de la Misa al Calvario y a la Ultima Cena
La eucaristía es el memorial del Sacrificio de la Cruz. Como dice el Concilio de Trento " Cristo, nuestro Dios y Señor se ofreció a Dios Padre de una vez por todas, muriendo como intercesor sobre el altar de la Cruz, a fin de realizar para los hombres una redención eterna. Sin embargo, como su muerte no debía poner fin a su sacerdocio, en la última cena, la noche en que fue entregado, quiso dejar a su Iglesia, su esposa amada, un sacrificio visible, donde sería representado el sacrificio sangriento que iba a realizarse una única vez en la Cruz, cuya memoria se perpetuaría hasta el fin de los siglos y cuya virtud saludable se aplicaría a la redención de los pecados que cometamos cada día" (DS 1740). Por tanto, la Eucaristía es la renovación incruenta del sacrificio del Calvario, ya que hay un único sacrificio, una única víctima que se ofrece y un único sacerdote. Esta eucaristía fue instituida en la última cena. En este sentido Trento señala -define- la unicidad del sacrificio de Cristo, y afirma que el sacrificio de la Misa representa, conmemora y aplica el sacrificio de la Cruz (Ses. XX c. 1). manteniéndose la identidad esencial: la misma Víctima y el mismo Sacerdote, aunque es distinta la manera de ofrecerse.
Por otra parte, Vaticano II (SC) emplea la expresión  «perpetuar el sacrificio de la Cruz» ya que sólo podría decirse «renueva» en sentido metafórico: hay multiplicidad numérica de sacrificios incruentos, pero no hay multiplicidad del sacrificio de la Cruz, por lo que, en sentido propio, el sacrificio cruento en la Cruz no es reiterado ni renovado, sino perpetuado y actualizado. (Cfr. Redemptoris Hominis, 20).
Catecismo nn. 1362. «La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización y la ofrenda sacramental de su único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia que es su Cuerpo. En todas las plegarias eucarísticas encontramos, tras las palabras de la institución, una oración llamada anamnesis o memorial
La Eucaristía es un sacrificio,  memorial del sacrificio de la cruz. Justino habla de los sacrificios que hacen los cristianos en conmemoración de la pasión que por ellos padeció el Hijo de Dios (Diálogo con Trifón 117,2). Orígenes se hace eco del carácter de memorial que tenían los panes de la proposición del AT y, frente a ellos, coloca el pan eucarístico, cuya eficacia propiciatoria no tiene comparación. Cipriano es sobre todo el que desarrolla el tema. El sacrificio que Cristo ofreció al Padre mandó que se hiciese en su conmemoración, de modo que el sacerdote hace las veces de Cristo, dice, imitando lo que hizo Cristo ofreciendo así un sacrificio verdadero y pleno a Dios en la Iglesia (Carta 63,14; Solano, I 223).

4. Naturaleza del Sacrificio de la Misa
El santo Sacrificio del Altar es la renovación incruenta del sacrificio del Calvario. Esta renovación se puede realizar hoy porque el sacrificio de Cristo es eterno y perdura en el Cielo y puede hacerse presente entre nosotros en la medida en que esa misma víctima y esa misma acción sacerdotal se hacen presentes en la eucaristía. Por eso cuando el sacerdote consagra el pan y el vino, la Víctima que murió en la Cruz se hace presente bajo las especies eucarísticas en virtud de la transubstanciación, participando el sacerdote de la eterna acción sacerdotal de Cristo. No se repite el sacrificio único de Cristo, sino que se participa repetidamente de él.

5. Fines y Frutos del Sacrificio Eucarístico
No son otros  que los del sacrificio de la Cruz.
a.) Fin latréutico. La Mediator Dei lo señala como el primer fin de la eucaristía. Toda la Eucaristía es un canto de alabanza al Padre. Nuestra adoración se dirige a El por medio de Cristo, por medio su sacrificio redentor.
b.) Fin Eucarístico. Este sentimiento de acción de gracias está particularmente expresado en el prefacio, pero en realidad esto no hace sino disponernos a la perfecta acción de gracias. Darle gracias por los beneficios recibidos.  La Misa realiza de manera excelente el deber de agradecimiento, pues sólo Cristo, en nuestro nombre, es capaz de retribuir a Dios sus innumerables beneficios.
c.) Fin propiciatorio  A través de la santa Misa recibe Dios, de modo infinito y sobreabundante, méritos que remiten los pecados de vivos y muertos.
d.) Fin impetratorio. La Eucaristía es una oración. La plegaria Eucarística tiene el ritmo de impetración y la petición humilde. Si Dios es Padre en cualquier circunstancia,  lo es mucho más en la Eucaristía, ya que en ella tocamos lo más hondo de su corazón de Padre al ofrecerle su Hijo. Por ello, por los méritos de Cristo podemos pedirle a Dios por nuestras necesidades y podemos llamarle Padre.
Frutos
a.) general o universal.
    Para toda la Iglesia. Cada fiel, aunque no participe, recibe los beneficios de la Eucaristía.
b.) particular o ministerial
     El sacerdote puede aplicar la Eucaristía por una determinada intención.
c.) especial
     Es el que se desprende de la participación de los fieles en la celebración. Depende de la mayor o menor intensidad de la misma.


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