"Se
le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. Pero los fariseos y
los escribas murmuraban diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos.
Entonces les propuso esta parábola: ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y
pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se
perdió hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros
gozoso, y, al llegar a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice:
Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió. Os digo que,
del mismo modo, habrá en el Cielo mayor alegría por un pecador que hace
penitencia que por noventa y nueve justos que no la necesitan."
Lc 15, 1-10
Mediante este vídeo descubre al amor entrañable del amor de Dios
para cada uno de nosotros los pecadores.
La paráola jesucristo,
una vez más, nos muestra cuál es la misión para la que se ha encarnado. No
vino para ser adorado y servido por los hombres. No vino como un gran rey,
como un poderoso emperador, ... sino que se hizo hombre como un simple
pastor, un pastor nazareno.
Se hizo pastor porque su misión es precisamente ésta: que no se pierda ninguna de sus ovejas. Jesús vino al mundo para redimir al hombre de sus pecados, para que tuviera la posibilidad de la salvación. Nosotros somos estas ovejas de las que habla la parábola, y nuestro Pastor, Jesucristo, irá en busca de cada uno de nosotros si nos desviamos de su camino. Aunque le desobedezcamos, aunque nos separemos de Él, siempre nos va a dar la oportunidad de volver a su rebaño. ¿Valoro de verdad el sacramento de la Penitencia que hace que Cristo perdone mis faltas, mis ofensas a Él? ¿Me doy cuenta de que es precisamente esto lo que es capaz de provocar más alegría en el cielo? ¿Con cuánta frecuencia acudo a la confesión para pedir perdón por mis pecados? Este pasaje del Evangelio también nos enseña que el buen cristiano debe ayudar a los pecadores a rectificar su vida y alegrarse cuando lo logren. Por eso Jesús pone en evidencia a estos fariseos y escribas, porque critican a Jesús por tratar con los pecadores para convertirlos. Cristo nos enseña aquí a no juzgar la vida de los demás. Es más provechoso acercarse al pecador y darle buen ejemplo que perder miserablemente el tiempo criticándole. Imitemos a Cristo también en esta faceta de carácter apostólico, y lancémonos a acercar a Cristo a aquellas personas que más lo necesitan.. |
Este es uno de mis pasajes favoritos del evangelio.Qué grande es el Señor!! su misericordia no tiene límites. Gracias mi Jesús por el don de la vida, por las vocaciones, po tanto amor recibido!!
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